Misiles, bombas, artillería, drones, minas, balas… La invasión rusa de Ucrania se ha convertido en el conflicto bélico más brutal en décadas, con un uso de armamento que no se registraba desde la Segunda Guerra Mundial.
La brutalidad de las armas también abre un debate sobre las imágenes. Ante el metal y la pólvora, la sangre y el dolor, muchos prefieren apartar la mirada a otro lado. En Ucrania, por el contrario, la sociedad parece cada vez más anestesiada ante la avalancha de fotografías de muertos y heridos. Un dilema periodístico, pero también humano.
Para reproducir el alcance real de la guerra, lejos del morbo y el entumecimiento, El Confidencial reconstruye en modelos 3D algunas lesiones provocadas por seis de las armas rusas más comunes. Heridas reales. Historias reales. Civiles y militares.
Un contenido que, habitualmente, no se ve.
Nota del editor: estamos publicando las imágenes para mostrar la capacidad de destrucción que del armamento de guerra. Las imágenes pueden herir la sensibilidad del lector. Y está bien que lo haga.


Su vídeo fue viral. Sin quererlo, se convirtió en la imagen de la contraofensiva ucraniana de 2023. Un soldado se asoma por la parte trasera de un Bradley. La puerta desciende lentamente hasta hundirse en la hierba. Con un fusil en la mano y un botiquín en la otra, el médico de combate comprueba que no hay enemigos alrededor y salta sobre un círculo de tierra. Hinca la rodilla derecha, y su cuerpo vuela por los aires.
Acababa de detonar una de las cientos de miles de minas que convierten a Ucrania en el país más minado del planeta. Tanto las tropas rusas como ucranianas han sembrado los campos en un intento de frenar cualquier avance en el frente.
Con un enemigo bien atrincherado e inferioridad aérea, Kiev detuvo su campaña y Rusia pasó al ataque en la región de Donetsk. Empezó 2024, los drones ucranianos penetraron hasta el corazón de Moscú. Llegaron los F-16, y Ucrania cruzó la última línea roja invadiendo Kursk. El regreso de Trump a la Casa Blanca y sus insultos a Zelenski desatan la incertidumbre sobre el futuro de la guerra. Y así hasta febrero de 2025, el tercer año de la invasión. En esta época de scroll infinito, la historia del médico de combate quedó en el olvido.
Su nombre es Oleh.
Oleh sobrevivió a la mina.


Actividad: Exmédico de combate en la Brigada 47.
Origen: Este de Ucrania, territorio ocupado por Rusia. Por seguridad y la de su familia, oculta su identidad.
En primera línea, las heridas más comunes son de metralla. Decenas de fragmentos entran en el cuerpo, perforan la piel quemada y se abren paso entre carne y músculo, en muchas ocasiones, cortando venas y arterias. “Lo más habitual es que se desangren”, dice Khassan El Kafarna, médico palestino-ucraniano desplegado en un pueblo del Donbás. “En tres minutos pierdes la conciencia”.
Oleh esconde su rostro detrás de una mascarilla. Nació en una ciudad ahora ocupada por Rusia en el este de Ucrania, donde parte de su familia sigue viviendo. Poca gente allí sabe que no tiene pierna. Poca gente sabe que sobrevivió. Poca gente sabe que Oleh es Oleh.
“Pueden seguir intentando decir que Rusia no es responsable de esto, de mi pierna. Pero estos 10 años han demostrado quién es Rusia en realidad” — Oleh.
Aquel día, su misión era rescatar a un camarada herido, que también sobrevivió. Un año y medio más tarde, Oleh sigue vinculado al ejército, continua la rehabilitación y la que era entonces su novia entonces es ahora su mujer.
La cifra no es pública, pero datos cotejados de organizaciones no gubernamentales, asociaciones de prótesis y estimaciones médicas apuntan a que más de 50.000 personas han sufrido amputaciones fruto del conflicto. Un alto precio para el país que se cobrará en los próximos años, incluso en un escenario de paz. Y más en un escenario de paz impuesta como lo que parece planear Donald Trump.
— ¿Podrá Ucrania perdonar?
— Todo dependerá de cómo acabe la guerra. En nuestra historia tenemos muchos ejemplos de como Rusia ha maltratado al pueblo ucraniano: la hambruna de los años 30, la matanza de Baturyn, la deportación de los ucranianos… Tenemos un ejemplo muy vivo con Alemania, agresor en la Primera Guerra Mundial, pero no se cambió el país, lo que nos llevó a la 2ª Guerra Mundial, que sí terminó con los juicios de Nuremberg. Si Ucrania consigue su victoria habrá un juicio, habrá un tribunal que juzgará todos los crímenes de guerra. Pero si no se juzga, todo será diferente.
Pero la guerra no son solo militares ni el frente. La guerra también fue una mujer civil en el Kiev bajo asedio, intentando evacuar a sus hijos.
Su nombre era Iryna.
Iryna sobrevivió al AK-47.
Iryna Bilotserkovets


Era 26 de febrero de 2022 cuando Iryna Bilotserkovets conducía su coche de vuelta a casa, con sus tres hijos a bordo, por las calles de uno de los barrios más lujosos de Kiev. En aquel entonces, las fuerzas especiales y tropas aerotransportadas rusas estrechaban su cerco sobre la ciudad, y el Ejército ucraniano se batía con el enemigo en distritos apenas a 10 kilómetros del centro.
Pero eso eran solo las tropas oficiales. Decenas de pequeñas células de saboteadores prorrusos, o incluso milicianos de Wagner y chechenos kadirovitas golpeaban aquí y allá en el corazón de Kiev. Se intentó asesinar al presidente Volodímir Zelenski. A Iryna, quizá por equivocación, quizá por ser esposa de un diputado muy cercano al alcalde de Kiev (el exboxeador Vitali Klitschko), quizá porque pasaba por ahí y el terror ruso no diferencia de militares y civiles, un presunto equipo de saboteadores prorrusos la cosió a balazos de Kaláshnikov en el coche. “Solo recuerdo un fuerte dolor en la cabeza y que tuve tiempo de frenar…”.
Iryna estuvo a punto de perder la vida. La imagen que le devolvió la mirada cuando recuperó el conocimiento la asustó: “Sin un ojo, tubos que sobresalían de todas partes, el cabello rapado por la cirugía. Puntadas, cicatrices, heridas por todas partes. Yo solo era [el monstruo de] Frankenstein. La mandíbula hecha pedazos, como un palo”.
Iryna ha sufrido ya docenas de cirugías para intentar reconstruirle el rostro. El proceso de recuperación podrá durar toda la vida.
“Puede vivir, sí, ¿pero cómo te vas a presentar a la gente, volver al trabajo, a la calle, sin media cara? Cada vez nos encontramos casos más complicados, la guerra nos los trae”, dice Oleksander Vasiliev, cirujano maxilofacial del principal hospital de Kiev. Los hospitales ucranianos aprenden a marchas forzadas a realizar cirugías de cada vez mayor complejidad. “Por desgracia, así funciona la ciencia médica. La cirugía maxilofacial como disciplina nació tras la Primera Guerra Mundial, la primera guerra donde hubo obuses y trincheras, y con ellos, destrozos faciales”.
— ¿Cuáles son los otros héroes del reportaje? — pregunta Artem. Se refiere a las seis víctimas de las armas rusas; él los llama héroes. Mencionamos a Oleh, a Iryna… Nos interrumpe— ¿La mujer que llevaba a sus hijos y le dispararon en el ojo? Ah, sí, la conozco—dice, llevándose una mano a la pierna, que perdió en el frente de Bajmut. La misma que perdió un compañero cientos de kilómetros más al sur. El verdugo, artillería de 152mm.
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